viernes, 23 de noviembre de 2012

Sayonara, baby!

A ti, que te hacen pagar como un hombre cuando sales de fiesta. A ti, que vas chocando por las esquinas esperando encontrar al amor verdadero y sólo encuentras moratones. A ti, que pides un helado de sabor "hoy no tengo ganas de hablar con nadie". A todas, tranquilas. No sois las únicas que sufrís por tener el corazón más vacío que Pimkie. Y la culpa seguramente no es vuestra, dulces conejillas, yo misma sufrí en su día un problema de abandono.

Todo empezó una cálida mañana de junio. Estaba en plena llamada, rechazando ser la próxima chica Bond cuando recibí un SMS de mi novio en mi iPhone 9 y lo leí en voz alta. 

"Querida Pepis, te dejo."

Obviamente el mensaje estaba sin acabar del todo. ¿Me dejaba? ¿Qué me dejaba? ¿Rebautizarlo? ¿Hacerle un exorcismo no oficial a la golfa de su hermana? ¿Me dejaba su caballo como ofrenda de lo hermosa y modesta que soy?

No entendía nada. Así que lo llamé. 

Minutos después colgaba con un extraño líquido, que Rosalina catalogó como "lágrimas", cayendo por mi rostro. Me habían rechazado y dolía, casi tanto como escuchar a Lana del Rey cantar en directo.

Mi semana estuvo dividida por las cinco fases que experimenta el ser humano tras una catástrofe sentimental:
  • Negación: Me niego a creer que haya gente que le guste la ropa de Desigual.
  • Ira: ¡Rosa con rojo, puñetazo en el ojo!
  • Negociación: Rosalina, si limpias toda la plata para mañana te dejo Skypear con los tuyos.
  • Negación (otra vez): No. Si las azafatas de Ryanair quieren hacer un calendario me parece muy bien, pero que lo hagan con las feas que trabajan siempre y no contratando modelos. 
  • Depresión: X. Alonso está casado...
  • Aceptación: Sí, lo acepto, soy demasiado perfecta.
Lo siguiente que tenía que hacer era vengarme. Teniendo en cuenta su título, me empapé de la serie Revenge pero no venía nada de cómo vengarse de un novio. Acudí a mis íntimas amigas, pero Chenoa estaba enfadada conmigo por un asunto personal y Paula Vázquez, misteriosamente, tenía su teléfono apagado. 

Veréis, en las rupturas hay una regla universal, el primero que consiga otro nuevo amor gana. Es una ley implícita en la naturaleza, como que el agua es transparente o que cada dos meses Belén Esteban se separa para SIEMPRE de Fran.

Además no sólo era importante adquirir un churri nuevo, si no también el saber llevar la ruptura. Tenía que hacerle ver a mi novio que gracias a mi roto corazón me había convertido en un nuevo tipo de supermujer sin miedo a nada, fuerte, dura y decidida en la vida.


Sin embargo en esos momentos yo (como toda chica tras una ruptura) me parecía más a esto:

Se me ocurrió organizar mis propios Juegos del Hambre para ofrecer como premio mi amor eterno, sin embargo fueron tal la cantidad de solicitudes que los tuve que cancelar. Por lo tanto acudí a mi agenda de contactos, o lo que es lo mismo, el catálogo de Abercrombie. Pero estábamos entrando en el invierno y el chico chuliplaya/musculado era demasiado de la temporada de verano. Ahora se llevaban los intelectuales, misteriosos, atractivos, con pelo despeinado y barbita de tres días. Eso era algo que el catálogo de Abercrombie no podía ofrecerme, pero el Starbucks sí.

Me pasé la siguiente semana bebiendo frapuccino tras frapuccino y haciendo mi propio cásting personal. Pasaron hipsters, bohemios, indies, intelectuales, modernos, alternativos, gafapastas, etc. Hasta que de pronto mi médico de cabecera me dijo que estaba a un muffin de tener que amputarme los dedos de los pies por la diabetes y decidí dejarlo.

Ya que parecía no existir el hombre perfecto para satisfacer mis necesidades tuve que recurrir a mi siguiente táctica: hacer que desee volver conmigo... para dejarlo después. Porque la Pepis perdona pero no olvida, y lo único que me duele más que no combinar la marca de la ropa que llevo con su correspondiente colonia, es cambiar mi estado de Facebook a soltera.

Lo primero fue comprarme ropa. Una no se puede sentir guapa por dentro si no lo está por fuera, que no os vendan cuentos. Una vez adquirido el modelito miraloquetepierdesgilipollas, fui a desprenderme de mis mayores miedos y temores como hacen en Plain Jane, y comí carbohidratos más tarde de las 6 p.m. Ahora que era una chica atractiva y segura de mí misma, llamé a donestoydemasiadociegoparanoverelpibónquetengodelantedemisojos y me conciencié de que permanecería firme en todo momento por mucho que me suplicara volver. Las canciones de disculpa conmigo sólo le sirvieron a Tiziano Ferro.

A las seis de la tarde habíamos quedado en la explanada de la JMJ, donde me pidió salir por primera vez. Llevaba eses pantalones oscuros que tanto me ponían. También el crucifijo que le regaló mi abuela sauce, y sorprendentemente, un alzacuellos que le estilizaba esa nuez tan sensual que me incita a cascársela -seguimos hablando de la nuez en todo momento-.

-Pepis, he sentido la llamada de Dios.

-Eso serán gases. No digas tonterías.

-Me voy a ordenar sacerdote. Me has tenido tanto tiempo a pan y agua que gracias a ti comprendí que mi vida está encaminada al celibato y a la entrega espiritual.

-Bueno, tampoco nos precipitemos, que estaba a puntito de dejar que me tocaras la parte más sensual del cuerpo de una mujer: la clavícula.

-No hay marcha atrás. Adiós.

Ahí se fue, mi hombre. Quién me iba a decir que cuando se probaba mis faldas era para ver cómo le quedaba la sotana y no por sus tendencias homosexuales... Ahora todo tenía sentido.

Y así queridas, aprendí que lo que Dios te da, Dios te lo quita. Pero también que no cierra una puerta sin abrir una ventana, aunque sea para que te tires por ella.

Sabéis que no os quiero tanto como me queréis a mí,

La Pepis

5 comentarios:

  1. Dios Pepis me has abierto los ojos,ahora podre sobrellevar mi triste vida gracias a tus consejos

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  2. conozco una historia parecida, pero a la inversa. Fue ella quien sintió la llamada del Señor, y la respuesta de él fue: hace tiempo que sospechaba que luchaba con alguien. Creo sinceramente Pepis, que si no te has dado cuenta antes, es que tu chiquillo era gay realmente, y buscó una triste escusa.

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  3. Siempre tienes las palabras oportunas para momentos "mesuicido", querida. Da gusto saber que las diosas también tienen problemas de mortales. El "problema de muchos, consuelo de tontos" funciona, que no nos engañen.

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  4. Gracias Pepis, esto era lo que me hacía falta.

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  5. Eres realmente genial.

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