martes, 6 de agosto de 2013

Sueños húmedos

-Ave María Purísima.

-Eso lo tengo que decir yo Pepis.

-Ay, perdóneme padre, porque he pecado.

Y efectivamente lo había hecho. Yo, que ni he probado los Magnum 7 pecados capitales y que espero a que se derritan los Calippo para bebérmelos cómodamente en un vaso, ahora era culpable. 

Aunque he de alegar en mi defensa que totalmente contra mi voluntad, o de manera subconsciente al menos. Los últimos días estaba teniendo... Ay... ¿Cómo decirlo? Sueños húmedos. Pero no de esos que se arreglan con las braguitas DryNites (lo intenté). No. Hablo de sueños que transforman mi viscoelástico en un colchón de agua.
Y yo no quiero, bien lo sabe Dios, pero debe ser por la cucharadita de canela que me tomo cada noche antes de dormir o el kilo de ostras de la cena que estoy más fogosa que Leticia Sabater en pleno arrebato playero. 

Ante la preocupación que me producían estos deseos internos de los que yo no sabía nada, me pareció adecuado consultar mis tormentos con un líder espiritual que me aconsejara y guiara: Jia Liu, la china de Quién Quiere Casarse Con Mi Hijo, pero como besar cien rabos para encontrar a mi príncipe no me parecía una solución a su problema, acudí a mi cura de confianza: Rouco Varela. Tony, como lo llamamos nosotros, muy comprensivo me dijo que le contara todos los detalles, posturas y preliminares de mis aventuras nocturnas. Yo no lo veía necesario, pero él era experto. Algunas escenas las suprimí, en parte porque ni yo misma las recordaba, pero he de decir que por mi onírica cama pasaron futbolistas, actores, políticos, y alguna que otra personalidad histórica como Mel Gibson en Braveheart. Compadezco a las pobres infelices que ni en sus sueños pican alto y se conforman con el vecino del quinto o su falta de imaginación les juega la mala pasada de juntarlas con su hermano. 
Dos horas, tres botellines de agua y con una rebequita menos por los calores, acabé mi confesión. El cura me dio la absolución y como penitencia tendría que escribirlo todo en un diario y cuando lo terminara dejarlo en una papelera en la plaza del centro. Me pareció bastante menos severo que cuando me confesé de copiar en un examen y me dio unas cachetadas con mi corto uniforme de instituto. 

Como escribirlo no me ayudó en nada (es más, lo empeoró ya que mi pluma estaba ávida de que corrieran ríos de tinta con experiencias sobrenaturales), contacté con Christopher Nolan para que me ayudara a controlar mis sueños como en Origen. Así podría casarme antes de intimar, lo que ya no sería pecado. 

Me fui a dormir mal depilada, para ver si así me frenaba, pero no me pude poner ropa interior fea. Cualquier trapito que me pongo me queda de infarto. 

Al rato Morfeo empezaba a apoderarse de mí. Hablo efectivamente de que iba a soñar que me trincaba a ese Dios griego. Lo primero que hice fue comprobar que era un sueño. Intenté encender y apagar la luz pero el señor Alva Edison aun no había nacido. Y lo agradezco porque no me pone nada para un trío. Otra cosa que me había explicado el señor Nolan (que se merece el cielo por habernos enseñado con la excusa de los tatuajes el cuerpo hercúleo de Guy Pearce) era que intentara contarme los dedos de las manos. 
No fui capaz, aunque hay noches que salgo de fiesta y tampoco soy capaz. Estaba a punto de rendirme cuando empezó a llover y mi pelo seguía conservando su alisado tabla, y lo que descartaba cualquier confusión (la melena del centauro en el que iba montada también). No cabía duda, estaba dormida.

Me apeé de mi improvisado auto-híbrido y Morfeo me llevo vestida con una túnica a su cama. Gracias a ver Troya, sabía que si me pedía la mano no era para nada bueno. Pensando en eso Orlando Bloom y Brad Pitt no tardaron en aparecer dispuestos a conquistar el Monte de Venus, así que acepté resignada la derrota de mis nupcias y ya lo intentaría de nuevo mañana.
Me desperté en mi cama ciega. Rosalina, tras oír mis gritos vino a quitarme el antifaz. Mientras desayunaba los cereales de mi propia marca no le paraba de dar vueltas a que tenia que arreglar mi problema de ser una guarrilla nocturna cuanto antes. Aunque eran las 12 del mediodía me puse a contar ovejitas y caí rendida a la tercera. 
Mi cabeza me llevo a un tiovivo de colores en un parquecito céntrico. Yo volaba una cometa y llevaba a un niño de la mano. ¡Dios mío! Estaba en la película de Mary Poppins y el infanticidio me parecía totalmente innecesario. 

Le pregunte al churumbel donde estaba su padre. No penséis mal, era para dejarlo con él. El niño se echó a correr y apareció el limpiachimeneas. ¡Ugh! Un vulgar proletario. A este me sería fácil decirle que no. Pero bajo tres capas de hollín apareció la estrella del cine antiguo que era Dick Van Dyke y nos pasamos toda la noche chim chiminey chim chiminey chim chim cher-ee. 
El zumbido de un mosquito me levantó de mi letargo. Me picaba todo el cuerpo y me empece a rascar cada vez con mas ansias, intentando alcanzar cada parte de mi anatomía, faltándome manos, hasta que una extremidad más me vino a ayudar y luego otra, y adquirí un color azulado y una pose de serenidad total. Estupendo, mi amago de despertarme me llevó a ser la diosa Visnú, y hay que ver lo viciosos que son los indios. 

A las 20 horas el rugido de mis tripas me saco toda la tontería y salté de la cama de un brinco. Fui a por un platito de caviar -base de la pirámide nutricional de todo rico- y reflexioné profundamente sobre mi problema. ¿Por qué me estaba pasando esto a mí? Recordé mis ultimas relaciones. Ahí estaba el quid de la cuestión. Aunque todas fueron perfectas e hice lo que me dio la gana, tenía que recordarlas porque ahora no estaba con nadie. A lo mejor cambiando mi estado de "Es complicado" a "En una relación" del Facebook volvía a mis sueños de dominación mundial. 

Cogí mi agenda pero rápidamente la descarté: a los ex ni agua. Si los dejé en su momento por algo sería. Vuelve lo retro pero sin pasarse. Pensé en salir de fiesta, beber e irme con el primero que pasara, pero eso era la Pepis del pasado, la del pasado mes de Julio. Por otro lado, los amigos de mis amigas no tenían glamour ninguno. Cada vez me quedaban menos opciones. 
Luego caí en la cuenta de que si un sueño se hace realidad dejaría de serlo. Solo tendría que ser capaz de dejarlo a medias y terminarlo despierta. Era la única forma de librarme de los grilletes del deseo. 

Me fui a dormir a las 21, como aconsejan Lupita y Lucho, y le dije a Rosalina que a las 21:05 me despertara. 

-Señorita Pepis! Es la hora, es la hora.

-Es la hora de bailar.

Contesté instintivamente gracias a todas las veces que vi el Show de Xuxa de pequeña. 

-¡Híjole! ¿Qué le pasa en la cara mijita? ¡Está más pálida que la neta!

-He soñado... con Mickey Mouse. 

Tenía dos opciones: ir hasta Disneylandia, otra vez (mis padres me llevaban siempre que me decían que íbamos al dentista) o a Sol. La segunda opción no tenía el mismo encanto pero era mucho más rápida. 

Decidida me acerqué al ratón de dos metros veinte. Una réplica exacta al de los dibujos, por cierto, especialmente por su uniforme de Tío Sam. Le dije que lo nuestro no podía ser, que lo sentía en el alma, que éramos de mundos diferentes: Hollywood y él tan España. 

Se quedó sin palabras y se sacó la cabeza. El roedor dejó ver la cabeza de un peruano de 40 años, pero ahí paro. No hizo un espectáculo de matrioskas como yo esperaba. No salía de mi asombro cuando se acercó Minney, supuse que para defender a su hombre que prácticamente había cometido una infidelidad, pero tras descubrirse también la cara era otro varón sudamericano. Mickey Mouse era gay. De nuevo la mayoría de estrellas del otro lado del charco eran también del otro lado de la acera. Disney se estaría revolviendo en su nevera. Comprendí que tres eran multitud y había cumplido mi propósito. Llamé a un taxi para volverme a casa. El metro para mí es sólo una unidad básica de medida.

Esa noche, ataviada con mi pijama satín, fui la reina de Narnia pero en mi versión nadie me arrebataba el cetro y me hinchaba a Delicias Turcas sin perder mi figurín. 
Eso sí que fue tener dulces sueños. 

La Pepis.

5 comentarios:

  1. Jajaja buenísimo me ha gustado mucho tu verborrea y tanta divagación. Muy divertido.

    Un kiss Pepis ;)

    http://mecuido.blogspot.com.es/

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  2. Me parece que hay que reforzar esa cama. Tanta actividad...

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  3. JAJAJAJAJJAJAJAJA PEPIS ME MATAS

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  4. Jajajaa me meo con tanta imaginación! Muy bueno Pepis

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