jueves, 11 de octubre de 2012

Mi primer pony

Yo tenía apenas 7 años cuando la vida me dio una puñalada al dejar TVE de emitir Con mucha marcha, justo cuando ya había aprendido a bailar bien el Leti Rap y cuál era el ojo bueno de la Sabater. Por eso caí en un profundo pozo de pena y autocompasión del que sólo mi buena madre me supo sacar. Un día estaba yo durmiendo y al despertarme y retirar de mis ojitos el antifaz de terciopelo vi sobre mi almohada una cabeza de caballo. Me habría asustado si me ocurriese como a mi padrino, Don Vito Corleone, pero a diferencia de su caso, mi animal tenía cuerpo. 



Me levanté de un salto y no era un caballo enano, era un pony!! No cabía en mí de gozo. Rosalina se enteró de que estaba despierta y entró en el cuarto para retirarme las legañas como cada mañana y subastarlas en eBay.

-Rosalina pellízcame.

-Sí señorita.

-¡Aaaaaay! ¡Despedida!

Me gustaba hacerle siempre la misma broma. Ella me ayudó a incorporar a mi pony bonito. Era color vainilla, con el pelo rosa y un tatuaje de una flor en el culete. El aliento le olía a licor del polo y tenía en sus pezuñitas la manicura francesa. Sin duda mi madre había acertado. La llamé Lana, ya que tenía la misma expresión de recién acabada de hacerse una lobotomía que Lana del Rey, pero sin perder el encanto. 


Bajamos a desayunar a trote borriquero las dos, Lana y yo, sobre los hombros de Rosalina, que había echado mucha espalda gracias a los aparatos de gimnasia de la teletienda. Me explico, de mover de un ala de la casa a otra el Cardio Twister 2000, el Adelgazaneitor 2.0 o la Plataforma Vibratoria Fitness de mi santa progenitora.


Llegue a la cocina y le di un fuerte abrazo a madre que estaba desayunando con diamantes:

-¡Sin duda es el mejor regalo que me han hecho nunca! Todos mis amigos se morirán de envidia. Especialmente Alejandro Lequio, que le acaban de comprar el caballo de Ralph Lauren y no hace más que restregarlo.

Los siguientes días con mi cuadrúpeda amiga fueron inolvidables. Nos ahorrábamos un montón de dinero en champú porque las dos usábamos el mismo: de caballo. Cada vez que la oía por el pasillo me meaba de risa ya que sonaba como mis amigas cuando intentan andar en tacones. Jugábamos a tomar el té, hacíamos surf, gastábamos bromas telefónicas, la maquillaba… Luego me llegó una denuncia de Greenpeace por probar cosméticos con animales y le dije que el único delito que se puede hacer con maquillaje es poner la sombra de ojos del mismo color que la camiseta que llevas. Un día me dio por llevarla a una exhibición donde ganamos el premio a la mejor hembra. Pero no fui yo la única galardonada, a Lana le dieron el de "Crin Pantene".

Lo único que me fastidiaba era cuando salíamos a dar un paseo y me robaba todo el protagonismo. La gente no hacía más que pararla por la calle para felicitarla por su paso por Eurovisión diciéndole que lo había hecho muy bien y que merecía ganar. Espero que Pastora Soler no se enfade, mi Lana le da realmente un aire.

Pero lo que más nos unió fueron los toros. Ella disfrutaba viendo a los caballos y yo a los hermanos Rivera Ordoñez (vivos ejemplos de que el gen defectuoso está en la Pantoja). Fue entonces cuando al fijarme en la mirada de cordero degollado de Lana al contemplar el sinuoso contoneo de posaderas de los jamelgos comprendí que se estaba haciendo mayor y tenía sus necesidades. Le compré revistas de porno equino, ya sabéis: Ecuestro, El mundo del caballo o Peralta. Algunas imágenes eran realmente explícitas, pero yo después rezaba por su alma y sabía que Dios se lo perdonaría. 


Pero mi potrilla seguía triste y decidí soltarla en libertad al más puro estilo My Little pony: de un empujón subidas a un helicóptero justo donde empezaba el arcoíris. Pero para mi sorpresa el arcoíris no actuó como un tobogán y Lana no reía juguetona mientras se rascaba la tripita. Otro engaño más de la tele como la felicidad de las mujeres cuando les viene la regla o que el Activia ayuda a no estar hinchada (sólo hace falta ver la cara de Carmen Machi :3). D.E.P Lana. Ella supo lo que se siente de estar en lo más alto a lo más bajo, como las Belle Pop.


Le hice un funeral como ella le habría gustado, con sus grandes amigos: Ferrari, los caballos del carrusel, Porsche, Penélope Cruz, eMule… y luego también estaba el conejito de Play Boy y el murciélago de Bacardi. Íntimo pero muy emotivo.



Y a día de hoy, Lana bonita, decirte que me acuerdo mucho de ti. Que eres en lo cuarto que me acuerdo cuando me despierto y en lo sexto cuando me voy a dormir (y son muy buenas posiciones porque yo pienso mucho) y que llevo tu patita a todos sitios para que me de suerte (L).

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