domingo, 21 de octubre de 2012

A solas con mi terapeuta.

Mis terapeutas han pedido la baja por estrés. 

Veréis, ser una joven rubia, guapa, lista, sexualmente vaginal, inteligente y de buena familia es demasiado complicado. Cuando me vino la regla por primera vez mi madre me presentó a la figura con quien iniciaría una vida a su lado, a la que le confesaría mis más íntimos secretos, a la que llamaría a las cuatro de la mañana llorando dentro de mi bañera llena de leche condensada: mi psicólogo. 

Como me ha pedido anonimato lo llamaré "X". Mi primera consulta con Juan, (ups! digo X) fue un lluvioso lunes otoñal. Me recosté en una cómoda butaquita al otro lado de la habitación y lo miré fijamente con desconfianza.

-Buenas tardes Pepis -me dijo.
-Buenas tardes -le contesté con indiferencia.
-Tu madre me ha dicho que recientemente has notado cambios en tu cuerpo, ¿te gustaría hablar de ello?
-Pues mira, sí. El otro día fui la peluquería y la zorra de la peluquera no me hizo ni caso. En vez de cortarme las puntas me cortó media melena y ahora parezco salida de la segunda temporada de Al Salir de Clase, y claro, después esa noche rezas a todos tus santos para que el pelo te haya crecido de nuevo y no llegar a clase pareciendo una zafia fulana y cuando te despiertas por la mañana, te miras al espejo y te das cuenta de que prefieres meterte en otro colegio donde nadie te conozca. Pero entonces caes en que nunca es bueno que la gente te conozca por primera vez con pintas de haber salido de un reformatorio para chicas problemáticas así que comprendes que no te queda otra opción de enfrentarte a tu destino y entrar en clase con la cabeza bien alta como si estuvieses realmente conforme con el peinado que luces y lo ves lo más natural del mundo.


-Mmmm-dijo él con cara de apampado- yo me refería más a cambios hormonales.

No me quedó otro remedio que despedirlo. Una mujer NUNCA tiene cambios hormonales, una mujer siempre tiene ligeros cambios de humor pasajeros.

Contraté a un terapeuta al que llamaremos "P" de Pedro. Mi vínculo emocional se fortaleció cuando nos dedicamos juntos a descifrar el comportamiento de Lindsay Lohan. Llegamos a la conclusión que su actitud proviene de la misteriosa desaparición de su hermana gemela con la que rodó "Tú a Londres y yo a California" y que nunca se ha vuelto a saber de ella. Pero no llegamos a un acuerdo sobre el análisis del fracaso de Christina Aguilera, tema que me atormentaba profundamente.


Mi siguiente terapeuta se llamaba Mario Casas. Pasaba horas mirándolo fijamente y manipulando la temperatura de la habitación para que no tuviese otro remedio que quitarse la camiseta. Sin embargo carecía de potestad para firmarme resguardos en épocas de exámenes alegando que sufría ataques de ansiedad al pensar en todo lo que tenía que estudiar, así que mi Mario no me duró mucho tiempo... Como terapeuta claro, el contacto persiste jijiji.


Una amiga mía, (ejem JLo ejem, ejem) me recomendó a su terapeuta. Era un chico joven lleno de ambición y esperanza.

-Hola Pepis me llamo John. Estoy deseando conocerte.

Pobre inocente John, no sabe lo que es conocer los miedos de una chica como yo.

Nuestros primeros roces comenzaron cuando lo llamé a las cuatro de la mañana para que me comprase unos higos en el Opencor. Mi embarazo psicológico me empezaba a crear caprichosos antojos.

Recuerdo un día en el que tuvimos nuestra charla más sincera:

-Pepis, ¿qué te pasa? Te noto de bajón.
-Tengo que romper con mi novio y no sé cómo hacerlo- le contesté.
-¿Y eso?
-Verás, las chicas guapas lo tenemos muy difícil. En una relación de pareja hay dos posibles roles, la persona que apuntó por lo bajo y la que apuntó por lo alto. Si me ves comprenderás que un pibón como yo siempre tendrá que apuntar por lo bajo ya que es complicado encontrar a alguien que se equipare a mi belleza sobrenatural. Por lo tanto mis novios están siempre que no cagan conmigo y eso me duele. A la hora de cortar se aferrarán a cualquier cosa para que sigas con ellos y no me queda más remedio que hacerlo por las malas.
-Creo que te entiendo.
-Así me gusta, te lo pondré más fácil. Si un feo le dice a una guapa "cortamos", la guapa sentirá alivio pero si es al revés, el feo se hará el ofendido e indignado y entrará en un juego psicológico contigo para que no cortes con él. Es lo que tiene ser feo, deben tener la mente más desarrollada para poder sobrevivir en el mundo de las relaciones.

Creo que John huyó del país. No he sabido nunca más de él. Ni yo ni el terapeuta que más tarde me enteré que tenía para aguantarme.

Mi siguiente psicólogo no cobraba pero tenía un pequeño inconveniente: había que esperar cola para tener la consulta y la tenía en un sitio muy poco íntimo.

-Perdóname padre porque he pecado. Anoche estaba viendo el partido del madrid y no podía apartar la vista de Xabi Alonso.
-Querida Pepis, tú repite para tus adentros "está casado, está casado" y ya verás como se te hace más llevadero. Además, sabes que si alguien se ha ganado el derecho a entrar en las puertas del cielo eres tú.
-Lo sé padre, pero por ese mismo motivo soy dichosa y desgraciada. A las chicas nos gustan los chicos malos y rebeldes, pero todos se habrán quedado ardiendo en el infierno. ¿Qué puedo hacer para expiar mis pecados padre? ¿Rezo otro par de salves o saco a Tom Cruise de la cienciología?
-Lo que más te apetezca Pepis. Que el señor esté contigo.


Al padre Ramón no le hizo mucha gracia que en mitad de una misa debatiésemos acaloradamente mi ajetreada vida sexual así que me tuve que despedir de sus sabios consejos.

Triste y apesadumbrada me quedé sin nadie a quién acudir. Todos mis psicólogos me habían dado la espalda. Era una víctima de esta sociedad tan cruel.

Una noche de sábado cuando estaba viendo el Gran Debate (el especial iba sobre si Jordi González debía hacerse un lifting facial) apareció un anuncio de Tarot Rappel. Los ojos se me abrieron como platos ¡no necesitaba un psicólogo de tres al cuarto que analizase mi pasado! ¡necesitaba un visionario del futuro!

Rápidamente mandé a Siri llamar a ese número que aparecía en pantalla.

-Siri deja de limpiar la plata y ven pa'quí -los de Apple amablemente me la habían cedido.- Quiero que marques el número de ese señor.

Siri marcó obedientemente el número y me lo pasó.


Un toque.

Otro toque.

-Buenas noches, has contactado con el tarot virtual de Rappel, ¿en qué puedo atenderla?-me dijo una voz de mujer racial.
-Rosalina?- pregunté.
-Creo que se equivoca.
-¿Me puedes pasar a Rappel?
-No va a ser posible, Rappel ahora mismo se encuentra ocupado pero deja que sea yo la que le lea lo que los astros guardan en su destino.
-Mira señorita, el anuncio ponía 24H de disponibilidad. Si yo he dicho que me pase a Rappel me lo pasa, ¿le queda claro? Además permítame que ponga en duda sus habilidades de pitonisa. Si tuviese tales poderes no estaría trabajando en un locutorio y mucho menos preguntándome en qué puede atenderme ya que de ante mano lo sabría no, no? JA! Jaque mate!

Entre lagrimas y coacción la muchacha me pasó a Rappel.

-Rappel necesito que me digas qué modelito me pondré esta semana. Verás si me lo adivinas me ahorrarás el trabajo de pensarlo y eso siempre es un tiempo que se puede aprovechar haciendo otras cosas importantes como ir a Lefties a gritarle a los clientes que eso es lo que la gente no quiere ni siquiera en las rebajas del Zara.

No sé por qué extraño motivo el pobre Rappel no acertó ni una prenda de mi fondo de armario. Así que me aseguré de cerrarle el chiringuito.

Actualmente ando en la búsqueda de un nuevo terapeuta. Por ahora me conformo con leerme el horóscopo de la Cuore (me lo creo cuando me predice cosas bonitas que si no ni le hago caso) y tener a Rosalina repitiéndome una y otra vez lo guapa y afortunada que soy, que eso siempre viene bien.

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