viernes, 16 de agosto de 2013

Mi ingreso en prisión

Antes de que salga una portada a doble página en las más aclamadas revistas del corazón quiero que tengáis mi versión de los hechos. He estado en prisión.

Lo sé, traumático. 

Aún no entiendo como llegué a esta situación así que empezaré por el principio. Todo fue culpa de Rosalina. Por alguna egoísta razón decidió enfermarse y tuve que reemplazarla por unos días.

Lo primero que hice fue poner la telenovela de la primera y ver qué actriz secundaria parecía lo bastante desesperada como para trabajar para mí. 

Abrí el periódico por los anuncios por palabras y vi una foto de una jovenzuela vestida con un uniforme de ama de casa poco ortodoxo. Pobrecilla, no tendría dinero para comprarse otro y la de frío que habrá pasado limpiando casa por casa con ese corto uniforme que claramente era de cuando era una pequeña niña inocente. 
Decidí acogerla bajo mi humilde techo. Además también leí su descripción:

"Joven universitaria que necesita pagarse los estudios. Dispuesta a trabajarte a fondo. Discreción asegurada."

Uh! Además con estudios y discreta! Angelita, debía avergonzarle ir de casa en casa limpiando. Y se veía trabajadora y entregada. Todo eran ventajas.

Llamé al número que indicaba el anuncio y me contestó una dulce voz. Le dije que necesitaba sus servicios rápidamente y me preguntó que si eran para mí. Le contesté que no, que no se preocupase, que íbamos a disfrutar un montón de gente de sus esfuerzos. Le dije que mi padre necesitaba una limpieza de su despacho a fondo y que mi abuela también estaba encantada, que al principio ella mismo se ofreció pero que con la edad que tiene no estaba para esos trotes. También le dije que a pesar de que mi abuela lo negase, en el fondo le gustaba que le echasen una mano con sus cosas.

Tras elevar por algún extraño motivo su tarifa inicial en una hora ya la tenía llamando a la puerta. La invité a entrar.

-¿Quiere pagarme por horas o prefiere contratarme para todo el día?- me dijo ella tímidamente.

-Uy! Un día se nos va a hacer corto! No sabe la cantidad de trabajo que damos!

Justo en ese momento sonó el timbre. Era el padre Damián que venía con su clase de niños del catecismo a pedirme mi colección de temporadas de Marcelino Pan y Vino. Le presenté a mi nueva limpiadora que le devolvió un tembloroso saludo.
-Venga! A trabajar! No te quedes ahí parada!

-No estoy segura de querer hacerlo...

-Que sí mujer, no seas tímida. Además estos niños estarán deseando verte trabajar para saber cómo se hacen las cosas cuando crezcan. Sobre todo las niñas, querrán aprender todos tus trucos para poder satisfacer a sus maridos en un futuro!

La joven empezó a titubear. Vi que de su bolso asomaba un saquito con una sustancia blanca.

-Pero si hasta has traído harina! No hacía falta mujer! Tenemos en abundancia! Pero qué dedicada que eres! Mmmm! Estoy deseosa de probar el pastel que me prepares!

Acto seguido la muchacha salió huyendo sin dar ninguna explicación. Decidí seguirla por la calle. 

-Espera! Espera!-le gritaba- Te necesito! Yo te necesito, mi padre te necesita, mi abuela te necesita! Todos te necesitamos!

Un policía se acercó a la escena y nos preguntó que a qué venía ese alboroto. 

-Pues mira oficial, muy fácil de explicárselo. Decidí contratar los servicios de esta señorita pero parece que se niega a dármelos.

-Señora-dijo el oficial-¿qué es eso que lleva en la mano?

-Uh! Señora... Señorita! (Guiño, guiño) Esto? Pues harina. Pero eso no importa, el asunto es que no entiendo la razón por la que no iba a querer trabajar en mi casa!

-Señorita, sabe usted que la posesión de polvo de ángel es ilegal?

-Uy oficial! Ya sé que tengo un polvo como los ángeles pero no es momento de flirteo!

Bueno, no voy a seguir explicando cómo siguió la cosa pero a los tres minutos me encontraba detenida. No sirvió tampoco de mucho cantarle "Mr. Policeman odio el control de alcoholemia" cuando me mandó soplar por un aparatito.

Horrible, fue realmente horrible. Y lo peor de todo es que no estaba por ningún lado David Civera cantando: 

"Que la detengan, es una mentirosa, malvada y peligrosa, yo no la puedo controlar!"

Lo primero por lo que tuve que pasar fue por el cacheo. Un comisario gordito y con cara bonachón se acercó.

-No, no! Si me vais a cachear al menos que lo haga ese- dije señalando a un semental que pasaba por ahí, por fin entendía eso del "cuerpo de policía".
El jovenzuelo me vino a cachear.

-Mmmm toque toque, podía llevar droga en los rincones más inhóspitos de mi anatomía...

Después de jugar al "frío, caliente" por mi cuerpo, durante tres cuartos de hora, fue el turno de hacer una sesión de fotos sujetando un cartel. Sin embargo la iluminación no era nada buena y mi pelo no tenía su mejor día y no veía mi camerino por ninguna parte.
Cuando pregunté para qué revista era me dijeron que para "Los Archivos". No me sonaba. Al menos ayudaría a impulsar una revista desconocida en ese agresivo sector.

Hice lo que pude para salir decente, si logré salir bien en mi foto del DNI podía también con eso.
-Creo que ha habido una confusión. Deben estar buscando a Paris Hilton. Dicen que nos parecemos sólo que yo no soy fea y no tengo un ojo vago-le expliqué a un señor que me daba un espantoso mono naranja.- De verdad que estáis equivocados, yo no puedo entrar en prisión, ¡no soy lesbiana!

No les pareció importar en absoluto.

-Ah! Por cierto! Antes de que se me olvide! Mañana tengo que salir de la cárcel un rato que tengo cita con el podólogo! Así que si fueseis tan amables de pedirme un taxi para las 17:00 os lo agradecería mucho.

Un par de guardias me acompañaron al interior. Era definitivo, había ingresado en prisión.

Prisiones, prisiones... ¿Qué sabía yo de las prisiones?

Sabía que en cualquier momento podía aparecer Lady Gaga y nos fusionaríamos en un baile erótico. 
Mmmm... ¿Qué más?

Sabía que era el segundo hogar de Lindsay Lohan.
Mmm...

También sabía que habían echado una serie en la Sexta pero yo no veía canales de izquierdas.

¿Algo más?

Ah si! Sabía que se traficaba con tabaco! Pues muy fácil. En cuanto entrase iría derecha a la cafetería y compraría en la máquina de tabaco un par de cartones. Ahora la única preocupación era saber si esas máquinas aceptaban pagos con mi tarjeta American Express.

Me presentaron a mi compañera de celda: Lola. Nada más echarle un vistazo supe el motivo de su estancia en prisión, había cometido un crimen, un crimen contra la moda. Lola tenía el pelo descuidado y sucio, llevaba el mono remangado y lo había conjuntado con unas horribles zapatillas. 

-Me pido la litera de arriba!-grité.

-Pero ahí llevo durmiendo yo dos años-contestó Lola.

-¿Pero te la has pedido alguna vez?

No llevaba media hora explicando las propiedades de un baño de queratina a mi nueva amiga Lola cuando me entraron ganas de hacer pis.

-Guardia! Guardia! Necesito ir al servicio! Ábreme! Guardia!

Nadie contestaba. Para mi horror Lola me señaló una estructura de metal parecida a un inodoro que había en una esquina de la celda.

-¿Sabes si es marca Roca? Porque si no no creo que pueda...

Pronto nos mandaron al patio y acudí entusiasmada para ver cómo las pandillas de lesbianas se peleaban por mis huesos. Pero nadie se me acercó. Qué poco halagador!

Me tenía que hacer respetar desde un principio y no dejarme intimidar. Esta fue mi estrategia:
A la hora de comer me senté en la mesa de lo que asumí que eran las populares. Pronto me integré en el grupo, me enteré de todos los cotilleos: quién manejaba el cotarro, a quién tenías que acudir para cada tipo de favor. Aprendí la jerga de prisión en un santiamén. Ya era una de ellas. Vi a Lola entrar en el comedor:

-Lola! Lola! Ven! Siéntate! ESTOY AQUÍ CON MIS ZORRAS!!!

-TUS QUÉ????-me preguntaron todas al unísono.

-Mis zorras! Por qué? Se dice así, no?-dije sin darle mucha importancia.

No entraré en detalles de lo sucedido a continuación pero no fue agradable. Se abalanzaron todas sobre mi y nos empezamos a pelear. Menos mal que tenía experiencia en las rebajas. Todo esto mientras la típica amiga negra de tu pandilla de la cárcel gritaba: "YO NO SERÉ LA ZORRA DE NADIE!!"
Horrible para la manicura.

Tristemente no duré mucho más en prisión. En cuanto lo supieron, todos mis admiradores se pelearon por pagar la fianza. Al final tuvo que venir Beyoncé a rescatarme y a decirme lo mala que había sido.

Mi abogado negoció un mes de trabajos comunitarios con el juez. Cuando me enteré que tenía que hacerlos yo y no podía mandar a Rosalina me sentí estafada. Creo que eso fue lo que me hizo dejar de tener fe en el sistema.
Sin embargo decidí tomarme la justicia por mi cuenta y decidí que mi trabajo comunitario de hoy en adelante sería ir a Pimkie y decirle a la gente que se vaya a otra tienda.

Si existe una moraleja en toda esta historia supongo que es que no se debe dejar al servicio tomarse bajas por enfermedades. Creo que he aprendido mi lección.

Os quiere.
La Pepis

7 comentarios:

  1. jajaja buenísimo, alguien me puede decir como se llama la pelicula que sale esa chica tirandole del pelo a la otra?

    ResponderEliminar
  2. Jajaja qué bueno!! cómo me he reido!! En fin otro genial post de nuestra querida La Pepis.

    Un abrazo ;)

    http://mecuido.blogspot.com.es/

    ResponderEliminar
  3. Creo que es de la serie "Pequeñas mentirosas"

    ResponderEliminar
  4. jajajajajaja Pepis te amo eres lo mas!!!!

    ResponderEliminar
  5. Bravo Pepis.... Esta frase sin duda la mejor; "Sin embargo decidí tomarme la justicia por mi cuenta y decidí que mi trabajo comunitario de hoy en adelante sería ir a Pimkie y decirle a la gente que se vaya a otra tienda."

    ResponderEliminar
  6. La imagen que dices es de la serie Bunheads. :)

    ResponderEliminar
  7. Pepisss geniaaal. No pude reir más. Eres lo más! !

    ResponderEliminar