Coco Chanel,
que estás en el cielo,
santificados sean tus trapitos;
vengan a mi tus perlas por mi cumpleaños;
condena a las chonis según tu voluntad,
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestra joya de Tiffany de cada día;
perdona nuestras ofensas
(modernos con gafapasta,
zapatos de Zara con la pegatina de la alarma roja,
chicas que dicen "qué potito!")
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden
(hemos perdonado al cirujano de Belén Esteban
y a los profesores que ponen exámenes tipo test multirrespuestas!);
no nos dejes caer en la tentación
de comer hidratos de carbono,
líbranos del mal
y del encrespamiento capilar.
Amén.
Eres una genio, y no se ven mucho últimamente.
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