Los padres de él.

No quiero presumir de nada, ya me conocéis, pero los padres me adoran. Soy la novia perfecta que quieren para sus hijos, una Kate Middleton de la vida. Siempre que conocía a la familia de mi novio, un miembro de ésta me acababa proponiendo matrimonio. Ya sea su padre, su madre o la adorable abuela. Los padres me adoran, cuando Angelina Jolie y Brad Pitt me conocieron, quisieron adoptarme.

Por lo tanto no fue ninguna sorpresa que mi reciente novio, lo llamaré X, me quisiese presentar a sus padres en una cena en su casa.

Me compré un modelito en Chanel, zapatos Jimmy Choo y bolso de Carolina Herrera (hay que fomentar la economía española!). Estaba más que radiante. Iba a causar sensación. Rosalina tenía preparada la típica pulsera de Tiffany que le regalas a una futura suegra potencial (ups a veces me olvido que sois pobres y no tenéis estas costumbres!).

Llegué a su casa cinco minutos antes, lo suficiente para causar buena impresión sin que piensen que soy una pesada. Me abrió la puerta una señora rubia a la que di dos besos.

-¡Usted debe de ser la madre de X! Ya veo de donde ha sacado su deslumbrante belleza. Es un placer conocerla por fin. Su hijo me ha hablado maravillas de usted.

La señora me miraba con cara extrañada pero no le hice mucho caso. Es la cara que suelen poner cuando comprenden que su hijo ha pescado a una Diosa como yo. Me quité el abrigo y se lo arrojé junto con el bolso a una criaducha que también estaba en el recibidor.

-Ponga ese abrigo en el ropero y cuidadito que es una tela que hacen niños ciegos explotados en un sótano de Tailandia muy cara!. Vamos, vamos, no se quede ahí parada que seguro que tiene una deliciosa cena que preparar -le dije a la criada.

La madre de mi novio me volvió a mirar extrañada. Algo no estaba bien. Se dirigió a la criada y le cogió el abrigo y el bolso y salió de la habitación pitando.

Cáspita! La criada era la madre, me las había confundido!

Para que tengáis más en cuenta la gravedad de la situación vamos a analizar la figura materna de la familia. Debes comprender que la matriarca de esa familia te ve como una zorra entrometida que quiere romper la armonía de ese precioso hogar arrancándole a su hijo de sus garras si es que no lo había hecho ya antes Sor María. Su madre estará atenta a cualquier debilidad que muestres para criticarte una vez hayas abandonado la casa.

Su madre me llevó al salón donde me presentó al padre de mi novio. Esta vez no podía fallar. Debía usar una de mis frases que me había estudiado para encandilar a los padres.

-¡Usted debe ser el padre de X! ¡Un placer conocerle! Siempre he dicho que un hijo es el reflejo de su padre.

-Uno de mis hijos es traficante de estupefacientes y es perseguido por la policía en más de veinte países y el otro baila las vísperas de festivo en un club de alterne gay llamado "El Plátano Misterioso" bajo el nombre de "Cassandra la que te la pone larga".

La había pifiado de nuevo, qué familia más difícil. No sabía cómo reaccionar así que me limité a decir las primeras palabras que salieron por mi boca:

-¡Qué exótico!

Mi novio bajó de su habitación y nos sentamos todos juntos a comer. Tenía otra oportunidad y no debía fastidiarla.

-Dime Pepis, ¿a qué te dedicas con tu vida? -me preguntó su madre.

-Pues bueno, tras acabar mi reinado de Pequeña Miss Sunshine decidí que era hora de dar un cambio drástico en mi vida. Acudir a tantos centros de voluntariado tocó mi fibra sensible. Ahora me dedico a ayudar a los demás, cambiarles su nivel de vida. Me llena ver sonrisas reflejadas en las caras de las personas a las que ayudo. Es lo más desinteresado del mundo.

-Eso está muy bien -me contestó encantada.- Yo tengo una prima que trabaja de voluntaria en la Cruz Roja y está maravillada. Dice que es lo mejor...

-¡Uy no no no! Jaja Yo con pobres pulgosos no trabajo. Me dedico a celebrar eventos. Soy organizadora de fiestas.

Por algún extraño motivo su expresión cambió totalmente. Aunque creo que la comprendo, yo también me fijé en que su Rosalina le sirvió el panecillo por el lado incorrecto.

-Bueno señora X -le dije dispuesta a soltar otro piropo.- Yo sólo espero que llegue el día en el que tenga 60 años y haya envejecido y me conserve tan bien como usted.

-Pepis -me contestó.- Tengo 48 años.

¡Mecachis!

-¿Y qué crema dice que usa? -pregunté intentando salvar la situación.

Necesitaba calmarme. Nunca mis trucos me habían fallado. ¿Qué estaría saliendo mal? Necesitaba ir al baño a meditarlo.

-Bueno, si me permitís un momento voy a ir al baño a empolvarme la nariz. ¡Uy! No es que sea cocainómana que justo ahora acabo de darme cuenta de esa connotación. No, veréis, empolvarme la nariz es un sinónimo que debe usar toda dama cuando quiere ir al servicio y no implica que tome drogas. Bueno, las habrá que las tomen, pero yo no, se lo aseguro. No tomo ni cocaína o farlopa ni polvo del ángel. Pero a lo que sí soy adicta es al cabello del ángel. Pero no es que sea una droga, bueno sí, una droga para los amantes de la repostería. Yo voy a empolv... digo al baño a hacer pis, vamos lo que en la jerga de la calle se conoce como ir a echar una meada.

¿HE DICHO MEADA EN VOZ ALTA?

Ni que decir tiene que corté con mi novio. Aunque nunca lo diré en voz alta él me dejó por algún extraño motivo. Tuve que mandar a un matón a que amenazase a toda la familia, pero fue por su bien. Veréis, así entraron a formar parte del sistema de protección de testigos y desaparecieron todos del mapa. Gracias a los cielos.

Os quiere,

La Pepis.