Nunca creí en las relaciones de pareja. Creo recordar que esa consolidada y profunda idea se empezó a forjar cuando me vi por primera vez ante un espejo. "¿Quién es esa de ahí? ¿Quién es?" Preguntaba mi madre mientras me sostenía en brazos Rosalina. Y yo intentaba decir que la mujer más bella del reino mundo, con el detalle de que a esa edad a mi muñeco Troll se le entendía mejor que a mí. El amor ante mi reflejo crecía a medida que se hacía más mayor en superficie. ¿Cómo podría querer a alguien más que a mí mismo? Imposible. Sin embargo, tampoco lo dejé de intentar ejemBradPittejemVelencosoejemFelipedeBorbón. Errar también es humano.
Tal vez porque los Donuts vienen en un pack doble e indivisible, las ofertas del Vips son 2x1, las experiencias guays de la Smartbox son para dos personas, o en la hora feliz del bar hay que pedir la bebida a pares y a mí el alcohol me sube mucho, que el universo conspira para empujarnos a tener pareja. Y en ese espaldarazo nos caemos de bruces.
Durante unos pequeños segundos puede ser gracioso, incluso placentero. La gente deja de preguntarte si eres lesbiana por tener sólo fotos de tus amigas en la cartera. La vida se ralentiza un par de fotogramas por segundo, corréis por la playa despreocupados, crees que no engordas porque tu pareja lo hace a la par que tú, y sientes que tu atractivo roza el insulto para la raza humana.
Pero tarde o temprano llega el
"Tengo que hablar", el odio a tu americana boyfriend que
se ríe de ti desde su percha, tu contribución en el alza de las acciones de Häagen-Dazs y el caprichito a golpe de VISA de consolación acompañado de un
fuerte aplauso del público.
Es entonces cuando la enamoradiza Julia Roberts, la novia de América que alimentó tus fantasías a través de la televisión tarde de sábado tras tarde de sábado, se transforma ante
tus ojos en una Sonia Monroy guiri que te ha engañado.
Sentirse solo se hace más duro cuando contemplas cómo Pitbull canta rodeado de pibones mientras tú te rodeas con tu bata -para que no se manche tu ropa de fiesta/zorrón- y te motivas para salir viendo su videoclip mientras se seca la base de maquillaje. O eso me han dicho que hacéis las desgraciadas.
Sin embargo, tener pareja no gusta. A la gente le cuesta reconocerlo. La primera fase de una pareja es "La almorrana". Se sufre en silencio. Tu círculo de amigo más íntimo lo desconoce y te hacen una tras otra intervención para que confieses qué secta te ha engañado ahora. Luego cuando se hace pública la pasan a sufrirla tus amigos. La fase dos es la "Lord Voldemort". Su nombre no puede ser nombrado bajo ningún concepto y le buscas mote. Para tu grupo será "este", "mi amigo", "mi churri", "elchicoconelquemeveo", pero jamás "mi novio". Y la fase "Yo también" a la gran frase de despedida "Me estoy quedando sin batería". Una parte de ti se avergüenza. Se han visto casos de parejas en el altar que han contestado:
-Sí quiero, pero nos estamos conociendo
Ese recelo puede achacarse a que nos pongamos como nos pongamos, el amor tiene fecha de caducidad -como Roxy-. Pero se puede volver al estado natural de frustración sexual de una manera digna. Y que nadie se sorprenda cuando para tu Kent dejes de ser su muñeca y cabalgue las olas con otra rubia. Hay señales más grandes que el caballo de Polo Ralph Lauren que anticipan el desenlace. Si sois de los que suspendéis hasta el psicotécnico, aquí os dejo una lista:
1.-Dice no poder quedar contigo porque tiene que estudiar cuando su carrera es de ciencias sociales.
2.-Dormís en capas diferentes de la cama, que ni Pepa y Avelino. Si tenéis que regular vuestro calor corporal hay otros métodos.
3.-Cuando salís del cine, podéis decir el argumento de la película.
4.-En tus fotos de perfil sales con tus amigos gays en vez de con él, y tus amigas te abren conversaciones para felicitarte ilusionadas por lo guapo que es tu novio aunque lleve una corona rosa de princesa.
5.-Cuando lo llevas a cenar a casa, come con el servicio en la cocina.
6.-Se hace cambios radicales de pelo a cada pequeña discusión.
7.-Le lleva dos noches de fiesta de ventaja la temporada uno de Jersey Shore.
8.-Espera a Bisbal en el aeropuerto cada vez que vuelve de gira y a ti no.
9.-Dices que deseas tener hijos rubios de ojos azules cuando a ti te confunden con Farruquito.
10.- Tienes la sensación de que evita el contacto físico.
Así que mientras nos debatimos entre seguir a la razón o rendirnos a los placeres de la carne, tener siempre presente que el amor propio sólo se debe jurar a uno mismo, y el efímero a quien lo merezca.