jueves, 7 de noviembre de 2013

¿Trabajo?

Creo que es hora de que todo el mundo lo sepa y que la verdad salga a la luz de una vez. No sé si debo avergonzarme o no, lo único que sé es que no puedo mantenerlo en mí mucho más tiempo.

Sucedió una fría tarde de noviembre. Mi padre se me acercó y me dijo algo horrible, algo de lo que cualquier hijo nunca se olvida, algo que hace que una prueba de embarazo positiva parezca un problema secundario. Me dijo: "Pepis, es hora de que te pongas a trabajar."

Después de buscar en un diccionario qué significaba esa palabra tan enrevesada le dije a mi padre que no entendía qué estaba pasando.
-Verás Pepis, no puedes gastarte tanto dinero cada vez que sales de compras.

-No te sigo-le contesté mientras me quitaba mi nuevo abrigo de Balenciaga de 1.695€ y mi nuevo pañuelo de Hermès de 320€.

-Pepis, si quieres comprarte estos caprichos te los tendrás que ganar tú misma.

-¡Eso no es justo! ¡Los niños de África no se ganan toda esa ropa que les regalamos!

Parece que el argumento no le convenció lo suficiente. Mi padre cogió el teléfono y se puso a hacer llamadas a sus amigotes, en media hora volvía hacia mí con noticias.

-Te he encontrado un trabajo en la oficina de un amigo mío, es médico, veterinario, mañana a las 10:00 tienes la entrevista.

-¡Una entrevista!-esto de trabajar empezaba a sonar bien- De acuerdo, ahí estaré.

Mi primera entrevista, de esas de la televisión en primetime en las que la protagonista (yo) rompía en lágrimas y entre sollozos explicaba cómo había sido una luchadora toda su vida y lo único de lo que se arrepentía era no haber sido una mejor madre para sus hijos y de haberse acostado con Sergio Ramos. No podía estar más emocionada, sonaba muy chic y muy hollywoodiense. Tendría que comprarme un nuevo modelito, si Oprah Winfrey me iba a entrevistar no podía hacerlo con cualquier pinta. Esto es lo que me compré:

-Abrigo: Zac Posen - 43789€

-Camisa: Chloé - 1279€

-Falda: Viviene Westwood - 230€

-Zapatos: Christian Louboutin - 745€

Sé que suena un poco caro pero era necesario si me iba a entrevistar Oprah Winfrey (al menos esperaba que fuese así porque si me entrevistaba Ellen DeGeneres mucho me temía que la iba a acabar conquistando) y después le iba a regalar coches a la audiencia, yo tenía que estar a la altura. Además la primera impresión es lo que cuenta, que si no toda la vida la gente te andará recordando cosas como esta:
El día de la entrevista me desperté nerviosa. No me gusta eso de levantarme pronto (creo que la gente pobre tiene una palabra específica para esa acción) menos mal que sólo era esta vez para hacer la entrevista!

Fui en taxi al sitio en cuestión (20€), me extrañó no ver a la prensa esperándome en la puerta y era un poco frustrante tras haber estado memorizando la noche anterior un bonito discurso sobre cómo iba a trabajar para darle un ejemplo a la mujer y ser una imagen a seguir y cosas así. Ah! Y también mencionaba a Lydia Bosch y a los pobres de Cáritas.

Entré en la recepción. Olía mal. Había un montón de gente en la sala de espera con todo tipo de animales. Ay la gente...de verdad... ¡Menuda guarrada ir al médico con tu animal!

Una señora de detrás del mostrador, que parecía que se había rendido en la vida, me miró de arriba a abajo y me preguntó quién era.

-Soy Pepis. Tengo una entrevista a las 10:00, posiblemente con Oprah Winfrey.

-¿Quién?

De pronto de una puerta detrás de mí, salió un atractivo joven de treinta y pico años vestido con una bata blanca.

-¡Pepis, por aquí!-me dijo sonriéndome con una sonrisa que tenía poco que envidiar a las que me dedica por la televisión Xabi Alonso.

Entré en el despacho de mi apuesto futuro novio. Fue un shock cuando me enteré que la entrevista me la iba a hacer él y que eran preguntas del todo estándar como cuántos años tienes, qué estudias. En ningún momento pude confesar ningún tipo de pasado adicción para acabar finalmente ganándome el cariño del público. Lo que sí que conseguí es darle mi número a ese atractivo médico.
Me explicó con paciencia qué era un veterinario y por qué diablos iba a necesitar un animal un médico, aunque la verdad yo sólo lo veía mover los labios que dejaban escapar esa dulce sonrisa.

Mis funciones en la empresa era ayudar a la recepcionista (la muchacha desagradable que se había rendido en la vida) a atender a los clientes y a recibir llamadas. Firmé el contrato después de llamar a mi abogado ya que no firmo nada sin tener antes asesoramiento legal.

Ese mismo día empecé mi trabajo. Mi primer cliente era un señor de sesenta años que traía a su perro a la consulta. Mi rápida agilidad mental le recomendó comprarse la Pelo Pico Pata y ahorrarse el dinero para gastarlo en un médico de verdad que le ayudase a disimular esas bolsas en los ojos. Pan comido.

Lo siguiente fue una llamada. Era una señora que llamaba para saber si nos había llegado la comida para peces. Le contesté diciendo que lo más inteligente que podía hacer con esos animales era tirarlos por el retrete en libertad porque yo he visto Buscando a Nemo y comprendo del sufrimiento de los animales acuáticos.
Miré el reloj, llevaba diez minutos trabajando así que decidí tomarme mi primer descanso de una hora e irme a comprarme un capricho por mi duro trabajo. Tras una rápida vista a BCBG y al Starbucks volví al trabajo dispuesta a darlo todo de nuevo.

Me esperaba mi nueva compañera con cara de pocos amigos, vamos la cara que pondría yo si tuviese que comprar en Cortefiel. Me dio una charla de al menos media hora sobre el sentido de la responsabilidad y del compromiso.

Entraron en la clínica una madre y su hijo pequeño, traían consigo un bonito dálmata.

-Uh! ¡El dálmata número ciento uno para el precioso abrigo que me estoy haciendo!-grité emocionada.

Después de eso vino una señora diciendo que su canario había dejado de cantar. Sugerí que lo dejase en libertad, que a lo mejor necesitaba estirar un poco las piernas. Pues resulta que no dio mucho resultado, mi compañera dedicó dos horas de su mañana a perseguir al pájaro por la oficina como una loca, menudo bochorno...

El resto del día pasó sin sobresaltos. Me puse al día con las novedades del mundo animal gracias a los capítulos de Waku Waku. Ya estaba lista para tomar las riendas de ese próspero pequeño negocio.
Pronto fue mi descanso de la comida, seguido de mi descanso de la merienda lo que llevó al fin de la jornada. Entré en la consulta y les dije:

-¡Bueno me voy a casa! Hasta mañana a las cuatro!

-¿Cómo que hasta las cuatro?-me respondió la desagradable de mi compañera.- Mañana abrimos a las 9:00.

-Uh! No no, me va a ser imposible, mañana tengo cita con mi decorador de interiores y creo que ambas sabemos que sería muy poco profesional dejarlo plantado.

Me fui con ella murmurando a mis espaldas. No entendía por qué era tan severa conmigo, me había pasado toda la tarde dándoles consejos de belleza para corregir las imperfecciones de su cara que con mucho tacto llamé "un desafortunado error de Dios".
Al día siguiente llegué a las 6 de la tarde, me esperaba mi futuro marido con cara de malas noticias.

-Pepis, tenemos que hablar...

-Uh! No sabía que ya estábamos saliendo!

-Creo que no cumples con los rendimientos esperados. Creo que vamos a tener que pedirte que dejes el trabajo.

-Justo cuando te iba a pedir si me podía tomar mis vacaciones por adelantado!

-Verás Pepis... Creo que lo más sensato será...

-¿Me estás despidiendo? A mi nadie me deja! Si Quim Gutiérrez no me ha dejado no lo vais a hacer vosotros!

Les expliqué con todo detalle la lucha interna que llevé a cabo para sacar esa empresa adelante pensando nombres más atractivos para el negocio mientras que mi otra compañera sólo hacía cosas que cualquiera podía hacer como responder llamadas y atender a clientes. A pesar de todo me pidieron que recogiese mis cosas y me fuese a casa.

Discriminación femenina, lo sé, una piensa que los tiempos han cambiado pero va y se encuentra que la sociedad no deja de meterle palos a la mujer trabajadora y profesional como yo.

Todo cambió cuando en un intento de animarme me dijeron que podía cobrar el paro. Y vaya si me animó, no sabía que existía la opción de cobrar haciendo nada. Tras darle un largo discurso a mi excompañera sobre su inminente desgaste ovular me fui del lugar. Me merecía unas largas y descansadas vacaciones.

4 comentarios:

  1. No he leído nada. Solamente he visto los gifs. Me haces reír.

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  2. Jaja jaja esta genial! He pasado un buen rato ya de buena mañana leyendo y echando unas risas. Eso nunca viene mal:)

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  3. JAJAJAJJA dios, que bien escribes oh pepis. Tienes un don.

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  4. Jajajjajajajjajajaj, no me he podido reír más. Pepis con los de pelo pico pata te luciste. Lo que no te pase a tiii, te mereces esas vacaciones siii, trabajaste muy duro :)

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