Bicar, kiss, embrasser, küssen -los alemanes desde luego no tienen una palabra bonita-, baciare... lo que viene a ser el besar de toda la vida. Eso que hacemos continuamente: Al modelo de Abercrombie que reposa aletargado a nuestro lado cuando nos despertamos, al contemplarnos frente al espejo, al póster de Brad Pitt de detrás de la puerta de la habitación antes de dormir, al anillo de nuestra cura de confianza... pero el mundo de los besos va mucho más allá.
Haciendo una de mis relecturas semanales del Real Diccionario de la Academia Española, me fijé en la acepción cuarta de esta palabreja.
Claramente se refiere a los besos que se dan en las discotecas. Esos que se regalan a la ligera pero que después tanto pesan, o los que cuestan y salen caros. Y ya que mis amigos literatos no se esmeraron con la descripción, aquí os dejo una selección de los besos entre leds, pachangueo y vergüenza ajena más comunes y los que quisieron ser pero quedaron a tres segundos de rozarse con otros labios, al más puro estilo Conchita.
El educado
Can I kiss you? Te dirá, porque evidentemente no es español. Suele provenir esta fórmula de cortesía de países como Reino Unido, Noruega, algún guiri al que no le ha llegado la fama de las latinas, Chipre... y aunque en un primer momento pueda parecer lo más respetuoso para/con la damisela, es la peor elección. Mientras el chico hace malabares con su lengua para pronunciar lo mejor posible y no tener que repetir la bochornosa proposición -ya que la barrera idiomática siempre está ahí-, la chica lo traduce como: Soy un perdedor y beso como tu abuelo, pretty. La educación sexual no empieza por aquí, porque esto se acaba en la educación.
Can I kiss you? Te dirá, porque evidentemente no es español. Suele provenir esta fórmula de cortesía de países como Reino Unido, Noruega, algún guiri al que no le ha llegado la fama de las latinas, Chipre... y aunque en un primer momento pueda parecer lo más respetuoso para/con la damisela, es la peor elección. Mientras el chico hace malabares con su lengua para pronunciar lo mejor posible y no tener que repetir la bochornosa proposición -ya que la barrera idiomática siempre está ahí-, la chica lo traduce como: Soy un perdedor y beso como tu abuelo, pretty. La educación sexual no empieza por aquí, porque esto se acaba en la educación.
Abracadabra
No sabes cómo has llegado hasta esa situación, pero cuando te quieres dar cuenta ya estás con las manos en la masa. Seguramente son chicos que han sido instruidos por grandes magos como Houdini o Jorge Blass y que hipnotizan a la víctima con alguno de sus habilidosos juegos de manos. El secreto está en que el conejo no salga de la chistera.
Amenazador
Podría ser el violador de tu barrio, pero se viste con piel de cordero y de chico interesante, hasta con barbita en el mejor de los casos. Se acerca y opta por hacer un juego de palabras no siempre acertado. Una amenaza light, una broma sádica, un "te has pasado, amigo". Avanzará terreno hasta que estés a su merced y soltará a medio centímetro de tu oreja "Te voy a matar...". Ahí, en el culmen de tu vulnerabilidad y desde ese momento cagada en todos los sentidos, añade "...del gusto". Y piensas sinceramente en llamar a la policía porque el chaval tiene delito.
Calladita estás más guapa
Viene de buenas haciéndose pasar por tu amigo, sacándote temas de conversación, haciéndote preguntas sin esperar que vayas a contestarlas extensamente -ignorantes de la vida- y cuando estás en pleno relato de cuando tu chihuahua Chloe tuvo lombrices ¡bang! te interrumpe con un beso. Me gusta pensar, de una manera romántica, que el chico realmente solo buscaba conocer a la muchacha (o probar tu cacao de labios), pero la decadencia de la conversación le obliga a cerrarle la boca de la forma menos y más grosera a la vez.
El manisero
Sus pies se han curtido en los niveles más extremos del Just Dance de la Wii y podría derretir a la chica que se propongan con sólo un movimiento de cadera, o eso cree. Al igual que el pájaro conquistador usa el baile como cortejo. Mientras sólo emplee su cuerpo puede ser hasta gracioso. El problema empieza cuando, en una inteligente táctica para hacerte perder el conocimiento, te empiezan a dar vueltas cual peonza o Beyblade Metal Fusion, para los más modernos. Pájaros, esto no es Dirty Dancing.
El chupitero
La crisis económica no le permite invitar a un cóctel y a una conversación agradable a una jovenzuela, pero aún así no renuncia al amor; y los chupitos pueden ser la vía rápida para llegar a su corazón -y donde digo corazón quiero decir seno-. El cortés invitador le pedirá al simpático camarero lo más fuerte que tenga, probablemente Fairy para acelerar el proceso, con todos sus beneficios antigrasa. Si paga el plus de 50 céntimos del TFG puede que estemos hablando de algo serio.
Divide y vencerás
Son hombres que se han tragado todos los documentales de la 2 y tiene más que sabido que el león para atrapar a la gacela la separa del grupo. De estar en el centro de la discoteca con un coro que jadea e imita tus pasos quemapistas, te verás acorralada en un lateral, cual cordero, y con tus amigas demasiado lejos para ejercer la presión de grupo intimidatoria. Esta táctica, al más puro estilo Julio Cesar, es la más efectiva de todas y con más posibilidad de salir laureado.
El sordo
Es una 314 de manual, recogida en el refranero español como ¿A dónde vas? Manzanas traigo. El secreto consiste en que la chica se acerque y para eso nada más tentador que una frase que no ha entendido. Las mujeres lo queremos saber todo, no por ser chismosas, sino por ampliar nuestros conocimientos. Después sólo hay que saber manejarse en las distancias cortas.
En breves más. Muaks!