Nunca me gustaron las
pajaritas. No me preguntéis por qué, pero tengo un sueño recurrente en el cual
yo con 2 años me levanto en medio de la noche y veo a mi madre en el salón
metiéndole billetes de cinco mil pesetas en el tanga a un boy que bailaba
restregándose a mi santa progenitora “vestido” únicamente por esta prenda
fetiche –desde que tuve dinero en propiedad le tachaba los ojos a Juancar con
un boli bic para que nunca tuviera que presenciar eso-. Luego mi madre decía:
-Corcholis Pepis, ¿qué haces
despierta? esto es un sueño, vuelve a la cama. Espera aquí Vladimir.
Pues desde aquella tengo
pánico a las pajaritas. Bueno, y al comunismo. Y os cuento esto porque se están poniendo
muy de moda y sinceramente pienso que deberían quedar relegadas a los payasos
o, en su defecto, a Chenoa. La moda mal combinada ha hecho mucho daño a
inocentes, y hablando de inocentes, hoy, 28 de diciembre es su día. Pero no
inocentes del tipo: “el pobre lleva una cornamenta que no entra por la puerta”
o “¡Cómo le ha engañado Agatha Ruiz de la Prada para que compre eso, que parece
que un gato se ha comido los retales y los ha vomitado!”. Inocentes de
buen corazón a los que humillar con bromas hasta que la vida les haya dado suficientes palos.
Nos vamos a remontar un poco
en la historia. Todo empezó cuando Herodes, un rey muy muy muy malo, más malo
que “El rey escorpión” –Dios, perdona a Chuck Russell que no sabía lo que
hacía- de hace mucho tiempo, quería encontrar al baby Jesús. Como no tenía muy
claro quién era, y por el hecho de ser un hombre se negaba en rotundo a
preguntar, decidió matar a todos los recién nacidos. Como todos los niños que
murieron eran “inocentes” -eh, ahora te sientes como cuando escuchas el título
de una película en el medio de la misma, lo sé- se celebran bromas y sacan a Juan
y Medio del zulo en el que lo tienen explotado los de Canal Sur para emitir a
nivel nacional. Sí, yo tampoco entiendo como de una matanza cruel e injusta
hemos pasado a colgar monigotes blancos en la espalda y a gastarle bromas a Ana
Obregón, pero this is Spain.
Como yo soy muy española,
una mujer pues que le gusta el pescadito frito, el tapete con la flamenca
encima de la tele 3D de plasma, las corridas, los toros… pues lo que viene
siendo una latina JLo de toda la vida, lo celebro religiosamente cada año. Y si
tengo que gastar bromas las gasto.
Mi primer blanco de este año
fue Rosalina. Había pensado en pintarle un bigote mientras dormía, pero alguien
se me había adelantado pegándole minuciosamente pelos naturales lo que le daba
un aspecto tremendamente realista.
Un poco decepcionada me
dirigí a hacerle el desayuno a mi padre, que consistió en un par de barritas
Kellogs Special K. Sí, no me apetecía cocinar. Se los puse en una bandejita de
plata y se lo acompañé de esta inocente nota.
Una vez saciada mi sed de
inocentadas en casa, salí a dar un paseo por el parque. Iba con el abrigo
desabotonado que movía el viento a mi paso mientras las hojas caían marrones
alrededor para poder tener planos bonitos cuando hagan mi peli biográfica. Como
dentro de poco iban a ser las rebajas decidí ir a sacar dinero para ir de
compras antes y reactivar la economía española a un precio de mercado al alza.
De nada.
Entré en Bankia y me dispuse a esperar mi turno. La gente tenía una
expresión muy triste en sus caras. Después me pasaría con gorros de renos,
chimeneas y árboles de Navidad para animarles un poco estas fechas. Estaba yo mirando en mi
tablet anuncios de colonias para decidir qué chico me iba a pedir para Reyes
cuando de repente entraron unos hombres con unas máscaras gritando que todo el
mundo al suelo, que esto era un atraco.
Oy, ¡no me lo podía creer! ¡Qué
iba a salir en la gala de "Inocente Inocente"! Todo el mundo (ganchos clarísimamente) hicieron caso a los actores que hacían de ladrones, pero yo tenía unos “super skinny
pants semi push up” que me limitaban tremendamente los movimientos y no quería
salir en la tele haciendo el ridículo, así que me quedé de pie con una sonrisa
de oreja a oreja.
-Tú, ¿es que no entiendes cuando te hablo?
Vale, estaba claro que la broma era para mí:
me estaban haciendo protagonista y eso que estaba por ahí José Sevilla.
-Sí sí sí. Yo lo entiendo
todo- dije mientras le guiñaba el ojo.
-Malamadre, enséñale a esa
rubita qué le pasa a las niñas que no obedecen.
Un armario empotrado se
dirigió hacia mí y me puso la navaja en el cuello por la espalda. Mierda,
seguro que no era plata y yo soy alérgica a las baratijas.
-¿Cuál es mi
cámara?-aproveché para preguntarle en bajito.
No obtuve respuesta. El
cabecilla se dirigió hacia el encargado del mostrador y le dio una bolsa para
que fuera metiendo el dinero. Para mi sorpresa no tenía el símbolo del dólar. Ni siquiera el del euro. Muy poco chic.
Una mujer empezó a gritar:
Una mujer empezó a gritar:
-¡HE ROTO AGUAS!
Vaya, la típica embarazada
que me quería robar el protagonismo. No lo podía permitir, porque si algo me
han enseñado las películas de las tardes de A3 es que después del bebé que nace
en un atraco está el hombre que se intenta hacer un héroe y muere, y yo contra
un muerto no podía competir.
-Aaaaay señora! Usted cierre
bien las piernas que eso aguanta, como cuando tienes ganas de ir al baño de la discoteca y hay una cola más larga que la del INEM.
Coches de policía con sus
sirenas empezaron a rodear el banco. Sentía que todo era tan real. No tendrán
dinero para comprar iPhones en vez de esos obsoletos teléfonos de rueda por donde
reciben las donaciones, pero no se puede negar que se curraban la escenografía.
-Queremos un coche y un
visado para ir a NY!!
-Suelten a los rehenes.
-Primero nuestras normas!!
-Tranquilos, no hagan
ninguna tontería. Ahora vendrá un negociador.
Perfecto, estar esperando al negociador porque seguramente no se habrá aprendido aún su papel. Es lo que tiene trabajar con aficionados: mucha naturalidad pero donde esté la experiencia... Ya me estaba aburriendo tremendamente y Juan Y Medio no daba señales de vida por más que miraba a las puertas.
Pensé que quizás podría parar la broma un
rato y luego que lo montaran en postproducción o algo.
-Oye mira, que me voy aPOR
DIOS QUE ALGUIEN HAGA CALLAR A ESE BEBÉ!!! Que me voy a dar una vuelta y a
maquillarme un poco en el Sephora maquillaje flash, que actuar me hace sudar
mucho.
-Tú no te vas a ninguna
parte!
Me intenté desprender de su
llave de judo pero me tenía perfectamente enganchada. Cada vez me estaba
haciendo menos gracia, y era raro que me pasara lo mismo en directo que cuando
lo veo desde mi casa. Fingí que me desmayaba en una caída digna de competir con
la mismísima Aramis Fuster.
Vi como protestaban entre ellos y me echaban hacia un lado cual saco de patatas. Ahora que me creían fuera de combate era mi momento para escaparme de ahí. Repté hacia la puerta pero iba demasiado lenta. Solté lastre de mi bolso de Loewe: la agenda 2012-2013, las 3 cajas de ibuprofenos, mi mascota chihuahua, el Goya a la mejor vestida, mi piedra volcánica recuerdo de cuando fui al Teide, el corrector de ojeras, el corrector del corrector de ojeras…
Pero mientras despejaba mi bolso no me di cuenta de que mi pequeño can Roquefort
corría cual alma que lleva el diablo hacia los atracadores. Le mordió al
calvito en la rodilla con toda la fuerza que le da Purina Dog Chow, que no es
poca, obligándolo a soltar la pistola. Fui corriendo a recogerla para
devolvérsela, que estaban los pobres ahí haciendo su trabajo y yo poniéndoselo
difícil.
-Ay lo siento, toma toma- se
la ofrecí sosteniéndola por la empuñadura
Pero el actor, en vez de
cogerla se arrimó a la pared quejándose de su tobillo.
-Pues cógela tú -dije
señalando al otro, el cual como un acto reflejo tiró la navaja al suelo y se
puso a llorar.
-Eh eh, qué pasa? Tranquilo,
que esto luego se corta y queda el programa emitible.
Vi como los extras empezaban
a arrimarse a la puerta con intención de irse. Claro, tendrían un contrato basura temporal de esos.
-Quietos todos! -dije yo poniendo orden.- De aquí no
se mueve nadie hasta que yo lo diga! Tú, vuelve a tu posición de madre que se protege
detrás de un poto y le tapa a su hijo la cara. Y tú, el de detrás
del mostrador, coge este pañuelo de tela y sécate la frente cada cinco minutos. ¡¡¿¿Y qué pasa aquí que nadie está empapado en sudor??!!. Sube el termostato!
Ya tenía a todos dominados.
Es que en vez de darme un ramo de rosas tenían que darme el dinero de las
donaciones a mí.
No entiendo exactamente en
qué momento entraron los policías para llevar arrestados a los ladrones, pero
por alguna razón quería que los acompañara yo también. En el trayecto no
paraban de hablar de “Síndrome de Estocolmo”, probablemente un nuevo programa
para la sobremesa. Llegamos a una comisaría (vamos, la que usaban como plató de los
Hombres de Paco con unas alteraciones en el decorado!) pero me sorprendió que no estuviese Hugo Silva para cachearme.
Al rato llegó Rosalina, aún
no se había quitado su bigote de pega.
-Señorita ¿qué ha hecho? ¡Que
la quieren mandar derechita para un locódromo!
-Pues hoy no tengo el cuerpo
para ver carreras.
-Su padre sigue enfadado por
la chanza de esta mañanita, pero yo la sacaré de aquí.
-Gracias Rosalina, que con
la tontería me voy a perder verme por la tele.
Rosalina extendió un papel con
muchos números y ceros al señor policía- desde luego no perdía oportunidad para
ligar- y al acto ya me sacaron de la sala y salimos raudas y veloces para casa.
Y ahora estoy aquí, avisando al populacho para que esta noche no os perdáis la gala y
admiréis mi interpretación. Ya me huelo el premio a la mejor actriz revelación.
Os quiere,
La Pepis